EDUCACION FINANCIERA

Seguridad Bancaria

Seguridad bancaria: trucos y recomendaciones para proteger tus cuentas

Hoy en día, con la masificación de las comunicaciones a través del acceso a internet, dispositivos móviles y redes sociales, han aumentado exponencialmente los intentos de fraudes y robos de información bancaria. Es por eso que acá te dejamos una serie de consejos útiles para que puedas reforzar la seguridad de tus cuentas y así proteger tu patrimonio de posibles estafas.

Botón Bloque Fraude
Si creés que fuiste —o podés estar siendo— víctima de una estafa, cambiá tu contraseña de inmediato desde el botón “Blanquear contraseña” en Home Banking. Seguí estos pasos:

  1. Ingresá a tu Home Banking y escribí tu usuario. Luego seleccioná “Blanquear contraseña”.
  2. Comunicáte con el 0800 del Banco para informar la situación y solicitar asistencia.

Conocé qué información podés compartir y cuál no

Este es un punto fundamental para empezar a tener una “conducta segura” y evitar que tus datos sean vulnerados. Hay información que podés compartir con otras personas sin que esto genere un perjuicio, por ejemplo tu número de cuenta, el CBU o el ALIAS. De hecho, estos datos son los que van a necesitar otras personas a fin de realizarte pagos o transferencias. Es importante saber que con estos datos el daño que le pueden hacer otras personas a tu cuenta es mínimo: a lo sumo, con el CBU una empresa puede adherir un débito a tu cuenta, pero esto es algo fácilmente solucionable y tampoco es un hecho tan frecuente. Así que podemos concluir que es relativamente seguro compartir estos datos.

Por otro lado, existe información que bajo ningún concepto tenés que compartir con nadie. Para empezar a hablar, tus contraseñas: la del cajero automático y la del Home Banking. Prohibido. Te diríamos que no lo hagas ni siquiera con personas con las que tenés mucha confianza. Son datos muy valiosos porque ofician como “puerta de entrada” a tus cuentas.

En este sentido, es vital que consideres una cosa y no la olvides: los bancos NUNCA te van a pedir estos datos. Ni a través del teléfono, ni cuando te acercás a una ventanilla ni vía correo electrónico. Si recibís un mail supuestamente del banco pidiéndote tu clave, es muy probable que te estés enfrentando a una estafa muy común: el “phishing”. En ese caso, simplemente eliminá el mail. No contestes ni envíes ningún tipo de información.

Tampoco se debe compartir el código de seguridad de la tarjeta de débito, que son los 3 dígitos que suelen estar en el dorso del plástico, ni los códigos de seguridad que se reciben por mensajes de texto a los celulares. Aunque nuestra recomendación es que no compartas ninguno de los datos de tus tarjetas ni siquiera el formato en el que figura tu nombre. A veces, los bots de internet (que son programas que constantemente están ingresando códigos de manera automática para tratar de encontrar la secuencia correcta de una contraseña) necesitan cualquier dato para que se les facilite el trabajo.

Protegete cuando usás Home Banking

A la hora de realizar trámites a través de tu Home Banking, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar exponer información sensible.

En primer lugar, tratá de no usar Home Banking en lugares públicos, como aeropuertos, cafés o parques. En esas redes puede haber presencia de keyloggers, programas que registran lo que escribís, incluyendo claves y otros datos.

Además, prestá mucha atención a la seguridad de los sitios web. Cuando ingreses a una página, verificá que la dirección comience con “https” y que aparezca el candado en el navegador. Esto indica que el sitio cuenta con un certificado digital y que la información que envíes viajará cifrada.
Sin embargo, el certificado digital por sí solo no garantiza que la página sea legítima, porque existen sitios falsos que también utilizan certificados.

Por eso, lo más importante es confirmar siempre que la dirección web sea la oficial del banco. Para evitar caer en enlaces falsos, te recomendamos no acceder mediante buscadores. En su lugar, guardá la página en Favoritos (o marcadores) de tu navegador y accedé siempre desde allí.

Si usás tu teléfono celular, lo más seguro es ingresar mediante la app oficial del banco.

Estas recomendaciones también aplican cuando te contactás con otras entidades a través de páginas web o por teléfono (por ejemplo, Mastercard o Visa). Verificá siempre que los sitios y las líneas de atención sean oficiales.

¿Qué tan segura es mi contraseña?

Tener una contraseña segura es como contar con una cerradura reforzada en tu casa. Por esa razón es importante que seas muy consciente en el diseño de tus contraseñas y que a su vez las gestiones de manera correcta.

Una clave segura debería tener una combinación de letras mayúsculas, minúsculas, números y símbolos, siempre que el sistema lo permita. Y estamos hablando de mezclas sólidas, con elementos que no sean tan comunes. Un truco interesante es reemplazar la letra A por el símbolo @: esto tiene que ver con que a los bots mencionados anteriormente se les hace difícil acceder a ciertos caracteres especiales y este es uno de ellos.

A su vez, cuanto más extensa sea la contraseña, más complicado será que la descubran. Así que recordá que en este caso, más es mejor. Y de más está decir que deberías evitar ciertas obviedades como fechas relevantes (tu cumpleaños, el de tus hijos) o secuencias de números (el clásico “1234”). Las contraseñas de este estilo son las más hackeadas del mundo.

Por último, no uses la misma contraseña para diferentes cuentas (sobre todo si son de alto riesgo, como las de Home Banking) y no te olvides de cambiar tus claves periódicamente. Es un ejercicio que recomiendan los expertos en todo el mundo.

Cómo gestionar tus contraseñas

La gestión de tus contraseñas es un punto tan importante como todo lo mencionado anteriormente. De nada sirve tener claves muy seguras si después no podés recordarlas.

Por eso, es fundamental que SIEMPRE cuentes con un respaldo seguro. Podés usar un formato analógico, como una libreta de papel dedicada exclusivamente para tus contraseñas; si elegís esta opción, tratá de guardarla en un lugar seguro, como una caja fuerte o un espacio de tu casa que solo vos conozcas.

Si preferís no tener las claves escritas, podés optar por métodos de memoria seguros, como:

  • Frases largas fáciles de recordar pero difíciles de adivinar (por ejemplo, combinando palabras sin relación entre sí).
  • Reglas personales para generar variantes de una frase base sin repetir exactamente la misma contraseña en todos los sitios.
  • Activar siempre el doble factor de autenticación (2FA), cuando esté disponible, para agregar una capa adicional de protección aunque alguna clave se vea comprometida.

En general, no recomendamos descargar aplicaciones o servicios desconocidos para gestionar contraseñas, ya que existe el riesgo de caer en páginas o apps falsas. Lo más importante es que uses un método que puedas mantener de forma segura y que no dependa de fuentes que puedan resultar engañosas.