EDUCACION FINANCIERA

Finanzas personales: guía para organizar tus gastos y poder ahorrar

Finanzas personales: guía para organizar tus gastos y poder ahorrar

¿Llega fin de mes y no sabés qué pasó con la plata? Tenemos una buena noticia para darte: existe una solución para que tu plata rinda más. La clave de todo radica en la organización. Así que si querés poner tus finanzas personales en orden y conseguir un excedente para permitirte algún tipo de ahorro, este texto es para vos. ¿Todo listo? Empezamos.

Gastos fijos vs. gastos variables

El primer paso será reconocer los elementos que queremos organizar: entenderlos, saber qué son y para qué sirven. Esto nos va a dar la posibilidad de administrarlos dentro del plan que estamos armando.

En el caso de los gastos personales, los dos elementos más importantes a tener en cuenta son los gastos fijos y los gastos variables.

Ahora bien, ¿qué son los gastos fijos?

Básicamente son los gastos que ya sabés que vas a tener que afrontar apenas cobres tu sueldo. Se pagan todos los meses y generalmente no podemos hacer gran cosa para evitarlos (a menos que decidamos realizar un cambio mayúsculo en la manera en la que vivimos). El alquiler, las expensas, la luz, el gas, internet o el colegio de tus hijos son algunos ejemplos de estos gastos.

¿Y por qué es importante reconocerlos? Porque los gastos fijos “no perdonan”. Se tienen que pagar sí o sí. Incluso si tuviste alguna eventualidad o si cobraste menos de lo que pensabas cobrar. Por esa razón es vital saber cuánto es el total de nuestros gastos fijos en el mes. Así sabremos qué cantidad de dinero debemos tener disponible antes de los vencimientos para evitar problemas.

¿Qué son los gastos variables?

Ni más ni menos que la otra pata de esta mesa . También están presentes todos los meses pero a diferencia de los fijos, se puede realizar un control más estricto sobre ellos. Lo que gastás en alimentos o en hacer ejercicio, el dinero que usás para salidas con amigos o eventos familiares, y hasta lo que dedicás a comprar ropa son ejemplos de gastos variables. Se llaman así porque no tienen un valor estático: vos definís cuánto y qué gastás.

Otros gastos a tener en cuenta

También están los llamados “gastos hormiga”, que son los que deberías evitar de manera muy consciente. Ese café camino al trabajo, el paquete de galletitas que te comprás para merendar en el subte. Gastos que parecen pequeños pero que cuando se acumulan terminan formando una bola que a fin de mes no solo se siente sino que se transforma en algo a tener en cuenta en tu planificación. Si no podés dejar de hacer este tipo de gastos (porque te gusta tomar ese café todos los días apenas llegas a la oficina), al menos estimá el costo mensual e incluilo en tu organización.

También están los gastos de emergencia. Estos pueden aparecer una vez cada tanto pero cuando aparezcan, tenes que poder afrontarlos. Tener una base de ahorro siempre es una buena idea para enfrentarte a estas situaciones: te evitará una preocupación agregada.

Técnicas para ordenar mis gastos personales

Ya tenés en claro cuál es el monto total de tus gastos fijos. También estimaste a grandes rasgos tus gastos variables y limitaste al máximo los gastos hormiga: ¿qué es lo siguiente? Es momento de dar el paso definitivo para tomar el control de tus finanzas personales y aplicar algún método o técnica que te permita no solo organizarte sino también llevar una contabilidad interna de lo que entra y lo que sale.

1. Armar una planilla de gastos mensuales

Cuando hablamos de organización, siempre es una buena idea contar con una planilla de excel. Podés descargar alguno de los varios modelos que están dando vueltas en internet o diseñar tu propio documento a medida. Hay dos maneras de hacerlo: o bien definiendo todos tus gastos en filas y armando columnas con los meses o armando una pestaña para cada mes y anotando en cada una todos los gastos.

Más allá de la manera que elijas para visualizarla, acá lo importante es que no se te pase ningún gasto. Todo dinero que sale (y también que entra) tiene que estar detallado en la planilla. Una vez que tengas todo bien armado, si sabés hacerlo (sino pedile ayuda a alguien que sepa porque es muy útil) cruzá los datos con las famosas “fórmulas” de excel así no tenés que estar haciendo todas las cuentas cada vez que sumás un nuevo gasto. Incluso podés recurrir a las tablas dinámicas para tener una vista mucho más completa de la información de las planillas.

2. Usar una app para controlar gastos

Hoy en día, cada vez más personas eligen recurrir a la tecnología para ordenar sus finanzas personales. Existen varias aplicaciones que te pueden ayudar de manera similar a una planilla de excel, pero de forma más automatizada y con otras soluciones. Algunas te presentan gráficos y reportes muy útiles para tener una mejor visualización de tu situación financiera; otras se pueden sincronizar con tus cuentas bancarias para que la lectura de tus gastos sea lo más fiable posible. Te dejamos algunas buenas opciones para que investigues y encuentres la que más se adapta a tus necesidades.

3. Ahorrar primero, vivir después

Si ya sabés que a fin de mes te va a quedar un resto, ¿por qué no separarlo al principio, apenas cobrás tu sueldo? Muchos de los emprendedores más exitosos del mundo utilizan esta técnica para obligarse a sí mismos a ahorrar un monto fijo. Seleccioná una cantidad que sepas que podés ahorrar y reservala apenas recibís tu salario. Hacelo ANTES DE REALIZAR CUALQUIER OTRO GASTO: sí, antes de pagar el alquiler o los servicios. Así te vas a asegurar el ahorro y vas a poder controlarlo de una mejor manera.

Las finanzas personales controladas son una herramienta muy valiosa para el crecimiento personal y la concreción de tus proyectos, pero cuando se descontrolan pueden complicarte realmente la vida y agregar un ruido innecesario a tu día a día. Por eso, elijas la técnica que elijas, hoy en día es importante que apliques un método y puedas respetarlo. No solo te va a permitir vivir con más tranquilidad y hasta ahorrar dinero sino que te hará descubrir un nuevo mundo de posibilidades financieras que están ahí, al alcance de tu mano.